NAPOLEÓN Y LOS FARAONES

 NAPOLEÓN Y LOS FARAONES

Los romanos, en general, apreciaron mucho el arte egipcio. Prueba de ello es que Alejandría se adornaba con obeliscos y esfinges traídos de los grandes templos del Valle del Nilo. Anteriormente, Estrabón y Herodoto, que habían visitado Egipto, escribieron interesantes y admirativos relatos sobre los faraones y su espléndida civilización.

Pero para que se emprendiera una tarea constructiva fue preciso esperar hasta que los soldados de Napoleón desembarcaran en las polvorientas arenas del desierto, y a que se intentara la traducción y la interpretación de los jeroglíficos egipcios. Entre el séquito del emperador francés se hallaba un sabio llamado Champollion, quien se propuso descifrar la piedra de Roseta, encontrada durante la llamada campaña napoleónica.

Champollion

Champollion

En esta piedra aparecía grabado un texto reproducido en tres idiomas distintos, En el tercio superior los caracteres eran jeroglíficos, completamente desconocidos. La parte centras estaba escrita en demótico simplificado y la inferior en griego antiguo.

Piedra de Roseta

Parece fácil descubrir el lenguaje egipcio partiendo del texto griego, pero Champollion y sus ayudante tuvieron bastante trabajo. La primera palabra descifrada fue "Cleopatra". Veinticuatro años mas tarde el sabio francés aún seguí trabajando en su famoso Diccionario de la escritura jeroglífica, uno de los  documentos mas grandes de la paciencia humana.

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LOS INGLESES Y TUTANKAMON

Inglaterra, en el siglo pasado, demostró un interés extraordinario por Egipto. Pero fue a principios de nuestro siglo cuando se produjo el hallazgo más sensacional de la historia del Egipto primitivo: el descubrimiento de la tumba de Tutankamon.

El doctor Howard Carter poseía ideas muy claras sobre Egiptología, y buscaba algo que permitiera reconstruir la vida del antiguo Egipto en forma palpable, intacta. Por suerte, fue protegido por el mecenazgo decidido de un noble ingles, lord Carnarvon, muy aficionado a las antiguedades.


                                      HOWARD CARTER

Las excavaciones comenzaron en el Valle de los Reyes el año 1917, pero hasta el 3 de noviembre de 1922 no dieron con la entrada de la tumba del joven faraón, y cuando penetraron en ella advirtieron que, como ocurría en la mayor parte de los sepulcros hallados hasta entonces, había sufrido profanación y robo. 

Los ladrones habían saqueado la tumba hace siglos. Howard Carter y lord Carnarvon lograron pasar de la primera cámara a una segunda a través de una puerta disimulada; pero, a pesar de haber encontrado diversos objetos, se dieron cuenta de que no era aquélla la auténtica sepultura. 


                                             Tutankamón


Una tercera puerta les condujo a la verdadera e inviolada tumba de Tutankamon. El sepulcro de oro encerraba la momia guardada en tres sarcófagos, uno dentro de otro. El último de ellos era de oro macizo y fueron necesario ocho hombres para levantarlo.

El tesoro de Tutankamon es el más valioso descubierto en Egipto, y comprende desde las joyas reales hasta magníficos carros de caza, estatuas, utensilios, objetos, muebles, etc.

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EGIPTO...

Pocos países se encuentran como éste tan condicionados en su vida por un hecho geográfico. Herodoto, el infatigable viajero de la Grecia Clásica, decía que "Egipto es un don del Nilo". En efecto, sin las aguas que este río aporta de las altas cumbres de Etiopía y el Sudán, el país sería una continuación de desierto líbico. A principio de junio el río, hoy considerado como el más largo del mundo, suele quedar reducido a ala mutad de su anchura mientras la vegetación de sus orillas se reseca y está en trance de morir. 

Herodoto

Al llegar al solsticio de verano, el Nilo Verde, llamado así por el color de sus aguas, engrosa, se vuelve encarnado a causa del limo que lleva en suspensión y se desborda por encima de diques y riberas. La beneficiosa inundación comienza y el barro abona los campos de trigo algodón, las cosechas están aseguradas y los "fellahs" sonríen porque el hambre está alejada por un año más. 

Los llamados fellahs

El árabe Amron decía: "Egipto, primero es una llanura polvorienta, después un mar de agua dulce y finalmente un florido jardín".

Los hombres que vivían en estas tierras fueron siempre dóciles e indolentes. Los escribas decía de ellos: "El joven tiene la espalda para ser apaleada".

La historia de Egipto empieza unos 6.000 años antes de Cristo, en tiempos muy lejanos cuando aún vivían en el valle tribus salvajes que aprendieron a cultivar la tierra. Más tarde, hacia el año 5.000 a. J. C., se fundaron aldeas y ciudades, pequeños Estados llamados "nomos", que se agruparon bajo el predominio del clan Horus en el Alto Egipto o país del Sur, y del clan Set en el Bajo Egipto o país del Norte. Con el tiempo llegaron a fusionarse y constituyeron la monarquía tinita, por ser su capital Tinis Abidos, en el Alto Egipto.

La ciudad de Tinis Abidos

Por aquellos tiempos, los egipcios inventaron una forma gráfica para expresarse y comprenderse: la escritura.

Escritura Jeroglífica

Al mismo tiempo aparecieron formas de vida social, clases bien definidas que de un modo más o menos modificado debían perdurar hasta nuestros tiempos: los guerreros, los sacerdotes, los escribas, los mercaderes, los artesanos, los esclavos... Y dominándolas todas, una institución ancestral: la monarquía absoluta, que en Egipto presentó un carácter mixto político religioso. El faraón era dios rey que vivía en un palacio, rodeado de una aristocracia formada por sacerdotes guerreros

El pueblo trabajaba para el faraón, mientras millares de esclavos, sin derecho ni esperanzas, realizaban las tareas más duras, como la construcción de edificios, el trabajo en las minas, el cultivo en los campos, etc.

La vida entonces era muy simples y el vestido, así como la vivienda y la comida, escasos. Los campesinos llevaban una "trusca" o tela ceñida a las caderas y los niños iban desnudos. Sólo los ricos usaban túnicas uy mantos. Las casas eran de paja u barrio, y únicamente las mansiones de os poderosos se construían de ladrillos, reservando la piedra para los templos y las tumbas.

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HISTORIA DEL PAÍS DEL NILO

La historia de Egipto es tan dilatada que se cuenta por dinastías, alginas de las cuales abarcan centenares de años. Uno de los primeros soberano cuyo nombre se recuerda fue Menes, fundador de la ciudad de Memfis.

Un país inundado por el sol encontró, por paradoja, su mayor motivo de preocupación en el pensamiento de la muerte. La obsesión por el más allá y por asegurarse un cómodo descanso en el reino de las sombras impulsó a la erección de las tumbas más grandes que en el mundo existen: las pirámides. Y esta idea la encontramos en la I Dinastía, cuando se empezó a construir la pirámide escalonada de Sakarah. Poco más tarde, hacia el año 3.000 a. J. C., tres faraones rivalizaron sucesivamente en la edificación de sus mausoleos: Cheops, Kefren y Mikerinos, a quienes se deben las tres famosos pirámides que se levantan no lejos de El Cairo.

Pirámide Escalonada De Sakarah

Muy grande debió ser el poder del faraón para conseguir que su pueblo, ciegamente fanatizado, invirtiera tanto esfuerzo y tantas vidas en la erección de estos monumentos. Luego, en la VI Dinastía, el poder real decayó para incrementarse el de los sacerdotes de Ra, custodios del templo de Heliópolis.

Arquitectura de Heliópolis


En la XI Dinastía, la capital se hallaba en Tebas y el orden volvió a reinar en Egipto después de haber sufrido violentas convulsiones. El culto a Osiris se hizo popular y de esta época data el Libro de los Muertos y la exacerbación más acentuada, si cabe, de la preocupación por la otra vida.
Libro de los Muertos
Hacia el año 1.700 a. J. C. un pueblo, los Hicsios, provistos de armas fabricadas con un metal desconocido en el calle del Nilo, el hierro, dotados de una buena organización guerrera y un decidido espíritu de conquista, invadió Egipto y lo dominó durante más de un siglo, hasta que la XVIII Dinastía le devolvió la independencia y el esplendor perdidos.
Pueblo De Los Hicsios

Gracias a esta reacción, Egipto conoció una fase imperial y guerrera. Los nombres de Tutmosis I (1545-1514) ligado a la invasión de Siria, de Tutmosis III (1502-1448) que llevó sus ejércitos vencedores hasta el Asia Menor, y Amenhotep III (1413-1377), son sinónimos de un gran esplendor militar y civil. Los Egipcios sometieron al reino de Mitani y llevaron a Tebas grandes riquezas procedentes de diversos países sojuzgados del Asia Menor.
Amenhotep III

Como es inevitable en todos los imperios, la decadencia sucedió al esplendor, que se manifestó en tiempos de Amenhotep IV (1377-1358) por una revolución de tipo religioso.


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