LAS GUERRAS PÚNICAS

 LAS GUERRAS PÚNICAS





Las guerras púnicas empezaron cuando Roma, dueña de Italia, deseaba consolidar su poder en el Mar Tirreno. Esto despertó el recelo y, después, la hostilidad de otra potencia mercantil e imperialista: Cartago. Esta ciudad, antigua colonia fenicia se levantaba cerca de la actual Túnez. Cartago prosperó con gran rapidez y tras la decadencia de Tiro se convirtió en el verdadero eje político del mundo fenicio.

Los cartaginenses eran comerciantes; si guerrearon fue para defender y proteger sus mercados. Sus primeras campañas se dirigieron contra los griegos de Marsella, Córcega, Cerdeña y Sur de España. Más tarde también dominaron la isla de Sicilia, Malta y los Baleares, llegando a monopolizar todos los pases y estrechos del Mediterráneo, que se convirtió en un mar cartaginés.








De este modo quedaron enfrentadas Roma y Cartago. Ésta cerró todos sus puertos a los mercaderes romanos, y éstos prestaron auxilio a los mamertinos, tribu de Sicilia enemiga de los cartaginenses.

- La primera Guerra Púnica tuvo varias alternativas hasta que Roma construyó 200 naves de guerra, tomando por modelo una nave cartaginesa que embarrancó en sus playas. Esta armada aniquiló a los cartaginenses en la batalla de Egates, tras las cual Cartago pidió y obtuvo la paz, cediendo a los romanos la posesión de Sicilia, Córcega y Cerdeña.

Esta paz, exigida por los mercaderes que predominaban en el Senado cartaginés, no obtuvo la aprobación del elemento militar y se buscó una solución al conflicto alejando de Cartago a los descontentos.







Años después Aníbal, hijo de Amílcar Barca, fue proclamado general en jefe del ejército cartaginés. Era un joven de dieciocho años, que gozaba de gran popularidad y simpatía. Además de formidable estratega y táctico, era un sagaz político y un excelente administrador. Los mismo historiadores romanos sintieron por él una gran admiración. Su audacia le impulsó a tomar la ofensiva y puso sitio a Sagunto, aliada de los romanos. Aníbal al atacarla intentaba privar a los romanos de una excelente base de operaciones y deseaba hacerse con un gran botín, para comprar la aprobación del Senado cartaginés. Los romanos enviaron emisarios para que Aníbal desistiese de su empeño, pero todo fue inútil. 

Los saguntinos, antes de entregarse, incendiaron sus mansiones y ajuares, prefiriendo la muerte a la esclavitud. Roma y Cartago entablaron un vivo diálogo diplomático exigiendo la primera el castigo de Aníbal como freno a su inmoderado espíritu guerrero. La arrogancia de los embajadores romanos que habían acudido a Cartago, hizo precipitar los acontecimientos y estalló la segunda Guerra Púnica, llamada por Tito Livio "maxime memorabile omnium".











Al final de esta batalla se formo una paz luego de que Aníbal perdiera la Guerra.

Después de esta batalla, Aníbal se quitó la vida.

Tras esta paz, los cartaginense buscaron en la agricultura nuevas fuentes de riqueza y prosperidad que fueron vistas con recelo por Roma, donde Marco Porcio Catón proclamaba la necesidad de acabar con Cartago. Agredida esta República por el rey númida Masinisa, aliado de Roma, los cartaginenses le rechazaron. Acto seguido, los romanos declararon la guerra y pusieron sitio a Cartago. Encerrados en su ciudad, los cartaginenses resistieron heroicamente por espacio de tres años a las formidables legiones romanas. Conquistada Cartago por Escipión Emiliano recibió la orden de arrasarla, cumpliéndose así la consigna de Catón: "delenda est Cartago".

Ardió esta ciudad por espacio de dieciséis días, y sobre sus ruinas se pasó el arado y se hizo una siembra, para atestiguar que la rival de Roma había sido borrada del mapa de la tierra. La tercera Guerra Púnica había terminado. Roma no tuvo en adelante enemigos de importancia. La conquista de Egipto, Siria, Grecia, etc., fue mucho más fácil.

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