LA ESCULTURA Y LA PINTURA GÓTICA

 LA ESCULTURA Y LA PINTURA GÓTICA

La pasión por la línea vertical y el alto sentido de espiritualidad propios del Gótico se manifiestan también en la escultura y la pintura. En la primera, sobre todo en Francia, se llega a una gran delicadeza de líneas y a una rara perfección. Basta contemplar las figuras que adornaban las catedrales de Notre Dame, Milán, Estrasburgo, etc., para comprender en qué forma utilizaban la escultura los artistas del Gótico.

Notre Dame

No se trataba simplemente de representar una figura, sino de simbolizar con ella la alegría, el dolor o la esperanza. La sonrisa del ángel de Reims, la expresión satírica de las gárgolas de Notre Dame o los policromados altares de alabastro de numerosas catedrales (Tarragona o Ampurias, en España, por ejemplo), revelan la perfecta técnica de estos artesanos para los cuales la escultura era un elemente decorativo ideal.

Catedral de Tarragona 

En la catedral de Chartres hay diez mil esculturas labradas en piedra, y cada una de las agujas de la catedral de Milán está rematada por una estatua de tamaño natural.

Los tímpanos de las puertas, los capiteles, los altares cincelados en mármol o en alabastro, las sillerías talladas en madera, los sepulcros, etc., fueron algunos de los innumerables motivos que encontró el escultor de la época del Gótico para expresar sus sentimientos y su inigualable destreza y arte. En las figuras yacentes o en las que se encuentran en los altares se advierte en qué forma trabajaron los pliegues de las vestiduras, los cabellos, las joyas, etc.

La pintura románica, que se había manifestado principalmente en el fresco, es decir, colocando el color sobre la pared húmeda, encuentra en el Gótico un elemento totalmente nuevo: el óleo. Este genial descubrimiento se debe a los hermanos Huberto (1370-1426) y Juan Van Eyck (1390-1441), que lo aplicaron por primera vez. Entonces, en Flandes, surgió un grupo de artistas notabilísimos que dieron origen a la llamada "escuela flamenca", formado por los citados Van Eyck, Memling, Van der Veyden y Van der Goes, entre otros. Hasta entonces, incluso en la maravillosa escuela medieval catalana y castellana que tantos retablos piadosos produjo, los temas que habían atraído al artista eran puramente religiosos, pues el segundo Concilio de Nicea había prohibido que los pintores representaran escenas que no estuviesen conformes con la tradición de la Iglesia.

Van der Veyden

           

Van der Goes










En Flandes la nueva escuela llevó a los lienzos y tablas escenas sencillas y corrientes: fiestas de campesinos, bodas, comidas familiares o grupos de objetos caseros que dieron origen al bodegón o naturaleza muerta. También apareció el arte del retrato, es decir, la reproducción de figuras de personas que no estaban ligadas a la religión ni a la nobleza.

En España la escuela catalana dio nombres tan famosos como Huguet, Dalmau, autor de la  "Verge dels Consellers", Ferrer Bassa, Martorell, etc. La escuela castellana y andaluza, a Bermejo y Fernando Gallegos, entre otros.


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