VIAJES DE LOS PORTUGUESES

 VIAJES DE LOS PORTUGUESES

Los marinos y cartógrafos de la Escuela de Sagres estaban llamados a realizar una serie ininterrumpida de expediciones coronadas por el éxito. A principios del siglo XV se difundió una leyenda acerca de un país misterioso gobernado por el preste Juan de las Indias. Los monarcas portugueses, deseosos de entrar en relaciones con este poderoso monarca y extender los lazos políticos y económicos de Portugal, enviaron continuas expediciones que, si bien no hallaron el reino legendario, explotaron toda la costa occidental de África, cuyos contornos y accidentes registraron fielmente en sus cartas de navegación llamadas entonces portulanos. Entre los marinos componente de la expedición descubridora del Congo, se hallaba el geógrafo alemán Martín Behaim, autor del primera mapa terráqueo.

Bartolomé Díaz 
Después de descubrir las islas de Madera y las Azores, en 1434 los portugueses consiguieron doblar el Cabo Bojador; en 1442 descubrían las islas de Cabo Verde, y en el año 1460 exploraban la costa africana de Sierra Leona. Bartolomé Díaz (1450-1500) descubrió el cabo de las Tormentas, más tarde llamado cabo de Buena Esperanza, comprobando con ello que era factible la idea de llegar a la India siguiendo el litoral africano.

El 12 de octubre de 1492 Cristóbal Colón descubrió América y creyó que había llegado al Cipango descrito por Marco Polo. Este suceso produjo enorme sorpresa y honda conmoción en la corte de Portugal. Las noticias de la supuesta India, traídas por los españoles, acrecentaron el deseo de llegar a aquellas tierras cuyo dominio ambicionaban los portugueses.

Los Reyes Católicos solicitaron del papa Alejandro VI el reconocimiento de su soberanía en las tierras recién descubiertas y ello rompió la cordialidad existente con Portugal. El Papa arregló la cuestión por medio de una Bula, dividiendo el mundo en dos mitades. Una línea de demarcación que pasaba a 100 leguas al Oeste de las Azores y Cabo Verde fijaba los dominios de ambos reinos.

Alejandro VI


España tendría derecho sobre las tierra situadas al Occidente de esta línea, mientras que Portugal podría ejercerlos sobre las tierras situadas al Oriente. El rey Juan II de Portugal no aceptó esta decisión y preparó un poderoso Ejército, a la vez que los reyes de España hacían otro tanto. Afortunadamente no llegaron a combatir y ambos monarcas firmaron el Tratado de Tordesillas, en virtud del cual determinaron que la línea de demarcación pasara a 370 leguas a occidente de las Azores.


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