OBJETOS ÁURICOS
OBJETOS ÁURICOS: Hasta la heliopausa y más allá
![]() |
A tres cuartas partes del camino hacia nuestra vecina estelar más cercana, Próxima Centauri, nuestros viajeros se topa con la vasta nube de Oort, que probablemente sea un cascarón de escombros helados originados por el nacimiento del sistema solar. Arrojados a órbitas extremadamente excéntricas a un año luz del Sol, algunas de estas bolas de nieve sucias se manifiestan en contadas ocasiones como cometas de períodos largos. Más habituales, los cometas de períodos cortos como el Halley caen desde el disco disperso y el cinturón de Kuipar, que están a más de 8.000 millones de kilómetros del Sol. Aquí también viven los planetas enanos de Plutón, Eris y Makemake.
Más allá se hallan cuatro planetas gigantes y sus anillos. Los acompañan tranquilamente en su viaje miles de millones de rocas pequeñas, hielo y planetoides de carbono. Los centauros motean el espacio que separa los gigantes gaseosos, el más interior de los cuales cuenta con sus propios campos de órbitas geométricas de asteroides griegos y troyanos desfilando al frente y en la retaguardia. Entre este punto y los cuatro planetas rocosos internos, cantidades ingentes de asteroides vagan alrededor de sus órbitas.
En el Sol, en el centro, se desencadena una ráfaga salvaje de partículas eléctricas que se levanta en el espacio y forma la heliosfera, una enorme burbuja de plasma magnetizada. Ralentizados a la velocidad del sonido de 16.000 millones de kilómetros de distancia en el choque de terminación, los iones sucumben a las influencias galácticas en la heliopausa, a más de 22.000 millones de kilómetros. Las últimas reverberaciones magnéticas del Sol se desvanecen a más de 33.000 millones de kilómetros, el arco de choque inclinado de nuestro sistema solar cuando atraviesa el tenue medio interestelar.
MIS REDES SOCIALES :
Publicar un comentario
0 Comentarios